Autoritas

Mi nuevo proyecto es Autoritas. Los que seguís a Javier Llinares, ya sabéis de qué se trata, yo no la describiría mejor, o la describiría diferente, hecho que enriquecería el discurso pero que asustaría a aquellos, aún muchos, que entienden la empresa como un entorno cohesionado bajo una misión común, una estrategia definida, unos procesos de operación descritos…etc.

Lo único común en Autoritas es la certeza de que “el mundo está cambiando”, y el compromiso de comprender esos cambios y convertirlos en oportunidades de negocio para nuestros clientes y en experiencias vitales enriquecedoras para las personas (de dentro, de fuera, de cerca, de lejos, del cliente, del equipo, de la red) que nos acompañen.

Perseguimos la excelencia (no tendría sentido ponerse por menos), pero en los nuevos “tiempos líquidos” en que vivimos, las fronteras se diluyen y las formas se difuminan.

Ya no hay fórmulas para el éxito (quizás nunca las hubo), resultados pasados no garantizan resultados futuros, las inercias se acortan, no hay planificación que resista el dinamismo de los mercados, no hay método que asegure el objetivo, «las formas que definen las organizaciones actuales se derriten antes de tener tiempo de consolidarse«, las nuevas tecnologías están transformando nuestra forma de consumir, producir, aprender y relacionarnos…. y mi padre (aún en edad productiva) se escandaliza porque abandono un puesto de trabajo al que, según su esquema mental, debería aferrarme y esforzarme por mantener (un beso Tomás, ya sabes que siempre he estado un poco loca)

Para hacer frente a estos tiempos, hace falta algo más que evolucionar, hay que reinventarse. Hay que inventar nuevas formas y hay que traspasar fronteras. Hay que desaprender muchas cosas, soltar lastre. Hay que ir más allá de lo que conocemos, de lo que creemos que somos capaces de hacer y hay que tejer redes que nos permitan caminar juntos hacia nuevos modelos de generación de valor. Yo veo a Autoritas como uno de esos nodos. Conectada con clientes comprometidos con la innovación y la competitividad, Conectada con colaboradores especialistas. Conectada con otras organizaciones complementarias. Conectada con otras redes, otros nodos. Conectada con el futuro.

Esta semana alguien me dijo que los buenos retos son aquellos que te hacen sentir mucha ilusión y un poco de miedo. Sonreí al identificarme.

Seguimos conectados!!

Mariajesus.salido@Autoritas.es

Cerrando un círculo

A punto de cerrar el piso que me ha acogido en Madrid durante los meses que he estado en esta ciudad. Parece una estupidez, se trataba de un trámite asumido, un paso hacia un nuevo proyecto, una nueva vida, nuevos retos, las mismas ilusiones de siempre, pero ahora, después de recoger uno por uno los pequeños objetos que acompañan la cotidianidad, miro los libros que se quedan aquí, las lámparas tan deliciosamente elegidas (por los que me precedieron en este espacio), las velas, la alfombra de leopardo (a la que ya me había acostumbrado, tras el pasmo inicial), las sillas de metacrilato enfrentadas a la mesa de teca de corte colonial, miro a mi alrededor y siento gratitud y nostalgia y emoción.

Los espacios acaban formando parte de nosotros y yo aquí, me he sentido feliz.

Hoy es un día de cortar lazos (cadenas?) entrego mis “cacharritos de empleado”, entrego la pistola y mi placa, cierro el piso, arrastro una maleta, cierro una puerta, se abren todas.

It’s a Free World

It's a Free WorldIba al cine preparada para el crudo realismo con el que Ken Loach acostumbra a presentar las historias.
Pero esta vez ha sido especialmente duro, porque la reflexión crítica no se refiere a ejércitos, gobiernos, ideologías u otros entes abstractos con los que, en un ejercicio de autoengaño, puedes dejar de identificarte. Esta vez, lo peor del mundo en el que vivimos, está representado por Angie una treintañera, con un hijo y varios trabajos frustrantes a sus espaldas, que intenta abrirse camino en una sociedad hostil. Su plan, abrir una agencia de trabajo temporal para inmigrantes. Puedes entender, justificar o aborrecer a Angie al final de la película, pero no puedes dejar de pensar que Angie somos todos, “consumidores felices y despreocupados” que promueven (aunque sea por ignorancia), un sistema insostenible, que nos va a explotar en la cara cualquier día.

Angie no es un dictador, ni un magnate tirano, ni un político al frente de una superpotencia imperialista, ni un líder fundamentalista…Angie, podría ser yo. Esto no es walt disney, ya no está tan claro quien son los buenos y los malos (guapos unos, malcarados otros). Angie somos todos, la minoría blanca occidental, tan víctimas del “sistema”, como aquellos a los que explotamos e ignoramos.

Estoy tocada, pero recomiendo el paseo por la conciencia, de la mano de Ken Loach.