
El ciclo de conferencias de Els diàlegs, ofrece un formato basado en la escenificación de la controversia de dos contertulios que aparentemente se encuentran en posiciones opuestas sobre un tema.
El tema de hoy, era “Creixement vs. Progrès”, los artistas invitados Wagensberg (físico) contra Gual (economista), y el debate, un estímulante juego argumental que intentaba dar respuesta a preguntas como: el progreso está en función del crecimiento?, son conceptos incomparables?, hay progreso sin crecimiento? Progresamos adecuadamente?…
Yo estaba con Wagensberg. He de admitir que desde el principio, desde antes que abriera la boca (pasión de mitómana). He viajado demasiado con él y eso hacía que le adivinara los caminos casi desde que empezaba a transitarlos.
Jordi Gual ha iniciado su ponencia con un catálogo de datos alentadores que “demuestran” que hay esperanza para la humanidad. Que la progresión es positiva y que si miramos con perspectiva, nunca hemos estado mejor. En los últimos 200 años hemos ido multiplicando por distintos factores, indicadores de progreso como PIB per cápita, acceso a tecnología, tierra utilizada por cápita… Nunca antes la esperanza de vida era tan alta, nunca antes el nivel de alfabetización era tan generalizado…No he podido evitar un respingo cuando ha dicho que nunca antes fue posible “escuchar una ópera completa en el salón de tu casa reproducida fielmente por nuestros fantásticos equipos de música”.
Me ha parecido que se estaba olvidando de más de la mitad de la población mundial al valorar con tanto optimismo nuestros avances.
Algunos datos demostraban que la proporción entre ricos y pobres (por simplificar) estaba disminuyendo. No me ha quedado claro si porque cada vez hay más pobres que superan el umbral de la miseria o porque directamente se mueren cada día con mayor eficiencia.
Ante el conflicto de cómo se puede seguir creciendo si estamos (en palabras de Wagensberg) en un “sistema termodinámicamente cerrado” (nuestro planeta) dónde los recursos son finitos y la demanda crece de forma progresiva, nos comentaba que el crecimiento no tiene porque estar basado exclusivamente en la explotación y el consumo de bienes materiales. Que el progreso (iba saltando del concepto de crecimiento al de progreso sin resolver conceptualmente las diferencias –lo haría Wagensberg después-) estaba basado también en el consumo de bienes intangibles que no disminuyen por su uso ni por su comparticion (capital social, innovación, ideas, conocimiento).
Alguien del público, durante la rueda de preguntas, le ha invitado a irse a cenar una sopa de ideas (malos tiempos)
Lo que Gual quería decir (lo que yo he entendido) es que los seres humanos somos capaces de generar producto para satisfacer las necesidades físicas, pero que también somos hábiles, inventores, listillos para superar esos límites físicos y buscar otras formas de alcanzar estados de bienestar (felicidad).
Cómo ejemplo ponía que la “felicidad” asociada al poder adquisitivo no reside tanto en el valor absoluto de unos ingresos, como en su valor relativo. Relativo a su progresión (desde que situación económica partíamos en inicio) y relativo al sueldo del vecino, y que, en cualquier caso, una vez adquieres un determinado nivel, la fellicidad dura poco. Y volvemos a empezar a buscar un nivel de bienestar que nunca llegará porque el límite no es físico, es Psicol.gico. No se si queda claro.
Wagensberg ha empezado por definir el concepto de progreso, asumiendo que es una palabra pendiente de revisión porque no existe todavía una acepción común y científicamente rigurosa (como no lo era el concepto de energía antes de Newton).
“entre una sopa primitiva de moléculas orgánicas y Shakespeare está claro que algo ha pasado”, decía fingiendo incomprensión.
Definía progreso como la adquisición de independencia de un sistema a la incertidumbre de su entorno.
– Progresamos cuando fuimos capaces de alzarnos sobre dos piernas porque ganamos campo visual e independencia a la incertidumbre de devorados
– Progresamos cuando descubrimos el fuego, porque ganamos independencia respecto a la escasez de productos comestibles
– Progresamos cuando desarrollamos la agricultura porque fuimos capaces de reducir la incertidumbre de encontrar esos alimentos
– Progresamos cuando inventamos el dinero porque conseguimos independencia a que “yo no necesito el tomate que tu me quieres cambiar por una cebolla”
– Progresamos cuando inventamos la tarjeta de crédito porque nos independiza de la disposición de efectivo
– …
Crecimiento es otra cosa: si dos empresas se fusionan. Son más grandes, pero si juntas no son más fuertes (más independientes de las fluctuaciones del mercado), no han progresado.
Es más, a la hora de apostar por el progreso hay que negociar con dos pulsiones: la del crecimiento (si peso 200 kilos, me costará moverme) y la de la conservación de la identidad (una simbiosis nos hará más independientes del entorno, pero pagaremos el precio de diluirnos con otra identidad –el ejemplo del matrimonio ha hecho reír a unos cuantos-)
Finalmente convergía con su compañero de tertulia al recalar en que la base es el conocimiento:
“Si progresar es ganar independencia, entonces no hay duda: lo primero es el conocimiento”
“Si lo que progresa es un grupo, entonces no hay duda, lo primero es el conocimiento colectivo”
Respecto al posible colapso energético, también era optimista. “Cuando se acabe el petróleo, idearemos la forma de nutrirnos de esa gran bola de fuego a la que le quedan millones de años de existencia”
Apuntaba al final un idea bella: Tarde o temprano hará falta un acuerdo planetario sobre la generación y administración de energía: si un país tiene ríos otro tiene más sol y en otro soplan fuertes vientos, la producción colectivizada hará que aprovechemos mejor los recursos de que disponemos.
El problema, respondía a la angustiada audiencia, no es económico, es político. Pero eso, es otro debate.
Lo que más me ha impresionado de Wagensberg es su extrema sencillez, la absoluta ausencia del más mínimo gesto de arrogancia, prepotencia, distancia, dogmatismo…Es lo propio de los grandes, pero siempre me sorprende y me emociona comprobarlo.