La entrevista

Ordenando papeles (digitales) me encuento con esto:

…Pero entonces, allá en los 90, el mundo todavía era sólido; algo que te esforzabas en comprender: había que concentrarse, trabajar, mejorar para lograr captar las cosas…

No sé si le comprendo.

Para relacionarte con el mundo profundizabas en él: hoy sólo navegas sobre él… 

¿. ..? 

Las palabras lo dicen todo: cercare (en italiano, buscar),viene del cercio latino: dar vueltas a un asunto hasta profundizar en él y encontrar la salida, la respuesta, la solución.

¿Y hoy ya no cercamos?



Ya no. Han ganado los bárbaros y ya no se cerca ni en la vida ni en la ciencia, sino que se surfea en la experiencia de la realidad.



Creía que sólo se surfeaba en la red.

Ha cambiado el modo de saber: hoy la sabiduría es desplazarse sobre la superficie de los asuntos sin fatiga, pero con habilidad, navegando como en internet. Te mueves por la superficie del saber y la vida, cambiando de un tema a otro, pero sin ninguna necesidad ni ganas de profundizar.

Googleando.

Para los pensadores de mi generación, el surfing sería mera imbecilidad, pero hoy es la forma suprema de sabiduría: han triunfado los bárbaros. Profundizar en algo es pesado y aburrido, engorrosa manía de viejos.

Pues usted da clases de escritura. 



Enseñar está en los genes: es natural como respirar. Y a mí me da baños de humildad. La mayoría de mis alumnos no me ha leído y pasa de leerme, y eso me estimula: me acerca a la inminente realidad de mi olvido. Y me coloca ante mi misión: ayudar a cada uno de esos jóvenes a que descubra su propia manera de contar las cosas.

La entrevista completa de Lluis Amiguet a Alessandro Baricco, aquí.

De vuelta a Matrix

matrix

Al volver de mis vacaciones en Incinillas, tuve la sensación, de que esos días habían tenido un efecto más profundo que el mero descanso y diversión. Durante un tiempo, había desconectado de la mayoría de los estímulos que cotidianamente “conducen” mi vida.

No vi televisión, no leí prensa, no escuché la radio, no me conecté a Internet, abandoné el móvil en alguna mochila, no sentí la más mínima obligación o responsabilidad por nada y reduje la actividad física y mental a límites por debajo de lo humanamente posible en mi caso.

Siento defraudar a los que esto les parezca idílico. Para mi, el experimento fue angustiante. No hablo de la relación externa con los demás y con el entorno, encontré lo que esperaba y deseaba. Hablo de la experiencia casi física de haberme desenchufado del mundo (ilusiorio?) en el que vivo. Un vacío y un silencio que por contraste, me hacía consciente del ruido habitual. Algo así como ese momento sublime en el que se apaga el aire acondicionado de una oficina y se hace el silencio y sientes un alivio inmenso y piensas cómo has podido soportar ese imperceptible pero agresivo zumbido todo el día.

Al volver, pensé escribir algo como esto, pero en lugar de eso, tuve una interesante conversación no virtual con un amigo (creo que eso hizo que ya no necesitara escribir. El pensamiento ya tenía palabras). “Tú has salido de Matrix este verano”, me decía.“Te tomaste la pastilla roja y has tomado conciencia de cómo es, en realidad, el mundo en el que vives”.

Luego, unos estímulos reactivan otros, y llevo días leyendo y oyendo hablar de Matrix (incluso la volví a ver esta semana en la enésima reposición televisiva), leyendo cosas a cerca de inconsciencia de las masas; de la perversión de la tecnología sin valores; de la velocidad con la que aprendemos, desaprendemos, nos relacionamos, producimos; de los nuevos dioses; del culto a lo trivial…

No tengo vocación de anacoreta, así que he vuelto a Matrix. Sin traumas, pero con un guiño de escepticismo burlón…pura supervivencia.

Por lo menos, estáis todos aquí…o no ;-)?

El conocimiento hay que escalarlo

librosLeo en El País un artículo que me ha encantado.

Es una entrevista de Javier Rodríguez Marcos a Alberto Manguel y entre las joyas del texto, me quedo con estas:
Si le recuerdan que nunca se vendieron tantos libros como ahora, matiza: «Se venden muchos ejemplares, pero de unos pocos títulos«.

«Le decimos a la gente que es demasiado estúpida como para entender un texto complejo. Es una arrogancia y es mentira. Basta que tú creas en la inteligencia de los demás para que tengan la oportunidad de querer algo mejor»

«Nos venden que las humanidades son superfluas porque prefieren una sociedad que actúe mecánicamente, sin pensar. El modelo intelectual de hoy es el catecismo: una pregunta con una respuesta que memorizar. Los valores son lo fácil y lo rápido, pero acceder a cierto conocimiento requiere cierto esfuerzo. No se sube al Everest sin escalar«.