En el Ave, de vuelta a Barcelona. Me pesan el cuerpo y las ideas, pero un tren invita a la reflexión y el tiempo del viaje a la escritura.
Nos hemos encontraremos en Segovia un grupo de personas que desde diferentes experiencias, competencias y expectativas, compartimos la convicción de que el mundo de la consultoria y en general de los servicios profesionales, deben explorar territorios que sirvan como alternativa al modelo imperante; un modelo basado en grandes organizaciones que necesitan industrializar sus productos para obtener un rendimiento que sostenga su estructura.
No cuestionamos a personas, cuestionamos el modelo. Sería aberrante catalogar a individuos en buenos y malos, artesanos e industriales, 2.0 vs. 1.0, y demás etiquetas estúpidas. Gente brillante, apasionada (abuso de esta etiqueta, pero el de Málaga me acompañaba), honestas, capaces de generar confianza en los clientes y de comprometerse con la calidad y la idoneidad de lo que construyen, hay por todas partes (decía Julen, y así es).
Sencillamente, hay modelos de producción y formas de organización que dificultan o incluso penalizan estas prácticas y que inhiben estas actitudes.
Por eso, la consultoria artesana se ejercita en solitario o mejor dicho, desde la individualidad de cada consultor, trabajando con tus propias herramientas personales y con las de tu cliente en cada momento, en cada proyecto, singular, único, irrepetible, no reaprovechable (o sí, pero no creado con vocación de serlo –no hay una voluntad estratégica de rentabilizar el producto gracias a la réplica-).
Proyectos que se construyen por aproximaciones sucesivas (nos explicaba Miquel), huyendo de rígidas, inviables e insostenibles planificaciones a largo plazo, que no resisten el contraste con la realidad. Una realidad que se analiza y se resuelve con la complicidad y la confianza del cliente.
He matizado lo de solitario, porque no es del todo cierto. Nos vamos encontrando con asombrosa facilidad en un mundo cada vez más conectado, dónde los costes de relación y de intercambio de información tienden a cero y dónde las actitudes abiertas y colaborativas parecen imponerse a aquellas que promulgaban que la información es poder y que el éxito se basaba en la competencia triunfal sobre el prójimo.
Entonces, si ya trabajamos como queremos, somos libres, y nos asociamos de forma tan natural, ¿qué nos lleva a Segovia?, ¿la voluntad de organizarnos? ¿Contradictorio?. Quizás.
El caso es que llevamos tiempo hablando, inspirando, reflexionando (algunos desde hace mucho tiempo), construyendo espacios de reflexión y experiencias en las que reflejarse; otros nos hemos encontrado con sus voces resonando en nuestro interior en perfecta harmonía con intuiciones, frustraciones y sueños, otros apenas descubren ahora una senda paralela al camino que parecía el único.
Se trata de explorar, desde las dudas y la humildad, desde las luces y las sombras intrínsecas a la vida misma (reflexionaba hoy Anna), si es posible que la unión haga la fuerza, sin que la fuerza de la unión nos debilite; de construir una marca común, sin perder los matices de las identidades individuales; de adquirir potencia comercial sin mercantilizarnos (como previenen las sabias palabras de Dolors) y de compartir recursos y ganar eficiencia, sin que ello suponga un esfuerzo adicional a la contribución del proyecto común.
Crear un espacio a medio camino entre la empresa y el profesional autónomo, que aproveche lo mejor de cada estado y que facilite la inclusión de aquellos que no se sienten cómodos en ninguno de los dos extremos. Difícil?, Quizás, pero vale la pena intentarlo.
Eso pensamos los que fuimos a Segovia y los que de múltiples formas, han preparado el camino y lo han compartido estos días con nosotros (alguno en contra de los elementos como @vigoncas que repartía neuronas entre un informe urgente, un bebé exigente y una Cumbre intensa).
Carmen, quiere a consultores así para su empresa. ¿Dónde encontrarlos?. Esa puede ser una de las razones para organizarnos y hacernos accesibles desde la visibilidad de una marca y de una plataforma que facilite el encuentro. Nos vemos en Avalon, “a dónde sólo se llega con intuición y voluntad” 😉
Si he de apelar a la “franqueza técnica” (Manel os explicará en qué consiste eso) no estoy segura de poder decir que ha sido productivo. Allí se han dado cita expectativas diferentes y ritmos dispares. Desde los que daban más importancia a los valores de base, hasta los que los consideraban una consecuencia de decisiones más operativas (Alfonso nos ponía a currar ya pero ya!).
No estábamos lógica y afortunadamente todos de acuerdo en todo. Pero creo que hemos constatado la coincidencia en aspectos fundamentales a los que iremos dando forma a partir de la reflexión colectiva (las preguntas de Amalio nos han ayudado mucho). Que hemos iniciado un proyecto viable e ilusionante. Y que nos hemos divertido con la experiencia (aunque las fotos de JMBolivar sugieran otra cosa ;-).
Un placer, artesanos.
Actualización: Las fotos de Miquel
Hace días que en este blog aparece una ventanita que enlaza con la 


