Normalidades

newageGanamos sensación de normalidad semana a semana. Hemos vuelto a salir, nos reencontramos (restrictivamente) con nuestros amigos, nuestra familia, la actividad profesional es una locura (pero eso ya era normal), recuperamos atención, preocupaciones y luchas que quedaron congeladas durante semanas ante el shock de la Pandemia. Nos hemos acostumbrado a las mascarillas, los geles. Hacemos planes pero nos estamos acostumbrando también a no aferrarnos mucho a ellos, porque hemos aprendido que la incertidumbre no será pasajera.

Y pequeñas chorradas se convierten en una sonrisa. Salgo a tirar la basura, noto los rayos del sol y me descubro la cara para levantarla y saborearlos. Y me quedo ahí unos segundos, como un zombi, y me rio de mi evidente pinta de loca.

Y todo se mezcla: La tristeza por lo que sigue pasando, la preocupación por sus consecuencias (incalculables), la resignación ante la pérdida de control de nuestras vidas, la ansiedad por comprender, la necesidad de repensarnos de la forma más honesta posible en este futuro…; se mezclan con la felicidad que provocan momentos sencillos que antes podrían pasarnos desapercibidos y ahora tienen el poder de darnos alegría, paz y calma

El placer es una emoción compleja y muy subjetiva.

Pero son sólo pequeños descansos. Tenemos que cuidarnos, porque ahí fuera tendremos mucho que reconstruir y no lo hará nadie salvo nosotros y la oportunidad no es infinita.

Esto no es una guerra y el lenguaje bélico es claramente un instrumento de manipulación; pero el impacto de lo que estamos viviendo tiene consecuencias comparables a muchos niveles. Es un punto de inflexión, es una brecha, es una disrupción. Y durante un tiempo la arcilla será moldeable, luego volverá a solidificarse. Y durante este tiempo, un tiempo, donde el shock nos unifica, donde todo vale (lo bueno y lo malo), se puede potencialmente, hacer todo, para bien o para mal, y depende de nosotros. Hay cierta licencia en tiempos de crisis. Hay espacio para los locos (los ángeles y los demonios). Hay oportunidad para soñar o para rendirse. Luego será tarde.

Creo que hay que radicalizarse y quitarle connotaciones negativas a hacerol, porque el Poder (improductivo) se radicalizará; creo que hay que apostar fuerte contra la injusticia (América arde, sí, me parece lo Normal. Ya ardía antes, pero sólo se quemaban algunos); creo que hay que neutralizar la desigualdad, a cualquier precio, porque saldremos aún más desiguales de esta crisis y porque (y aunque sea sólo por egoísmo burgués), la desigualdad nos acabará matando a todos.

Creo que no es tiempo para equidistantes y ponderados.  Creo que no es tiempo de medias tintas. Creo que hay que arriesgar. Tenemos que ser ángeles, pero hay que entender que estamos en el infierno.

…y en medio de todo eso, hay que seguir teniendo la capacidad de emocionarse con una flor que brota en el jardín, con unas copas brindando, con una mirada cómplice tras una máscara, con una música eterna, con un poema olvidado,  o con el efecto del sol sobre piel.

Será difícil, pero será posible. Debe serlo.

Nos vemos ahí fuera.

Categoría: Personas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *