Cada vez más empresas, públicas y privadas van a solicitar ayuda para implantar herramientas 2.0; tanto para mejorar la relación con sus clientes como para mejorar los procesos internos de comunicación, colaboración y ay!, la tan anunciada y anhelada gestión del conocimiento, gestión del talento, gestión del cambio, gestión de la innovación…(la lista es larga verdad queridos consultores?) o cualquiera de sus derivados y sucedáneos.
Me reí mucho (por no llorar) en una conferencia a la que asistí en julio, en la que Itamar Rogovsky repasaba con autocrítica y humor la historia de “Las aberraciones de la moda en consultoría organizacional”. El resumen en el Blog de Maria Elena, compañera de la aventura.
La tentación a vencer esta vez, como siempre, será la de entregarse sin escrúpulos al dinero fácil (aunque nunca es ni fácil ni ilegítimo), y subidos a la ola de la última moda, conquistar los territorios unopuntocero a golpe de instalar software y de entrenar en el uso de herramientas para las que muchos (la mayoría?) aún no han desarrollado las actitudes que les permitan necesitarlas, comprenderlas, y «bienusarlas».
Pero los clientes nos lo van a pedir, convencidos de que lo que real y definitivamente necesita su organización para desarrollarse y mejorar su eficiencia es el nuevo Dios 2.0 del que todos hablan; y en cualquier caso, la competencia empieza a moverse, así que no voy a ser yo el último gilipollas que no tenga un blog o que no gestione proyectos con wikis.
El contexto cultural tampoco ayudará. Entre los problemas de este mundo Alfons Cornella identifica , en un artículo magistral, “el culto a lo trivial como rendición de las masas,… la tecnología que facilita el atontamiento individual y colectivo (las máquinas hacen las cosas sin que sepamos cómo lo hacen)” ni para qué.
«Si la naturaleza era la respuesta. Cual era la pregunta?«. Un libro de Wagensberg del que aquí sólo me sirve el título para explicar que no podemos llegar con las respuestas, antes de que nuestros clientes se hayan hecho las preguntas (y las preguntas correctas!).
Otro texto motivador de esta reflexión es el post de Alorza, que resalta “Estamos dando demasiada importancia a las herramientas, cuando lo que define el dospuntocerismo son los valores”
La web 2.0 va a ser o está siendo la revolución de las personas, pero la transferencia de este potencial a las organizaciones no va a ser trivial. No es directo. Las organizaciones son algo más que personas juntas. Tienen sus propias dinámicas, son un ente vivo y con personalidad, necesidades y patologías propias.
Si queremos hacerlo bien vamos a tener que ir más allá, no permitir que “las herramientas 2.0 no nos dejen ver la red” (de nuevo Alorza).
- Vamos a tener que ser honestos con nosotros mismos y con nuestros clientes y analizar las necesidades reales de la organización. Sus objetivos estratégicos. Sus glorias y sus miserias.
- Vamos a tener que zambullirnos en el enjambre de roles, funciones, departamentos y competencias y determinar dónde vale la pena empezar a implantar estos nuevos modelos, o bien porque existan ya unas actitudes que los estén pidiendo a gritos o bien porque una mejora en esos nodos, afectará a toda la red, o porque sean procesos críticos en cuanto a comunicación y colaboración…
- Vamos a tener que analizar el impacto de estas implantaciones en los procesos actuales de la organización. Si hay reglas explícitas de bloqueo de información, de excesivo control sobre la producción, de flujos de comunicación jerarquizados…, será necesario trabajar sobre ese entorno para garantizar el éxito de las nuevas iniciativas.
- No todos necesitan de todo. Las necesidades de un gerente de producción son distintas a las de un comercial, un jefe de proyectos o un profesional de soporte administrativo. Habrá que proponer soluciones específicas para necesidades concretas.
No quisiera parecer dogmática, tan sólo empezar a trabajar en una lista (incipiente e inacabada) de elementos metodológicos a tener en cuenta, para asumir una responsabilidad compartida con muchos de vosotros, en el próximo desembarco de la consultoría organizacional.
Etiquetado: cambio, Capital humano, comunicación, Equipos, formación, management, talento, Web2.0
Tienes auténtica vocación de consultora, amiga. Me gustan tus reflexiones, y cómo las encaminas hacia la práctica.
Si las herramientas 2.0 son la respuesta, ¿podríamos hacer una lista de las preguntas que nos tendríamos que hacer (nosotros o nuestros clientes) para llegar (o no) a esa respuesta?
Me ha gustado mucho el post. Pensaré sobre estas ideas.
No me creeréis, pero el hecho de que mi coeditor y un servidor hayamos comentado este post en el mismo minuto ha sido pura coincidencia ;-).
Será algo más que coincidencia Iñaki ;-)!, deliciosa por cierto.
Vocación o enfermedad, «lo importante son las preguntas» (se lo he robado a un amigo).
Buenas noches compañeros
No se si la respuesta esta en las herramientas 2.0 o en los valores implícitos a lo que a mi me gusta llamar cultura 2.0. Desde mi punto de vista dan respuesta a muchas de las necesidades que tienen las organizaciones en la gestion del talento. Los qué los tengo claros pero no tanto los cómos, ahí cedo sitio a los consultores.
Pues no te fíes mucho de nosotros, Elena ;-).
Es broma, tú te conoces bien el terreno como para equivocarate en las confianzas.
Me alegro de verte también en Matrix.