Este blog iba a entrar en materia rindiendo tributo a Tom Peters, gracias al cual desaprendí muchas cosas sobre la Gestión de Proyectos. Pero la vida se impone (afortunadamente) a los planes, y hoy voy a rendir tributo a un amigo.
Mi amigo es un Comercial, un “artista” de los que le gustan a Javier. Es un hombre íntegro que se juega el tipo, si hace falta, en pro de la justicia y la verdad. Es un profesional que prefiere escuchar críticas que halagos (aprende más de los primeros –dice-). Y es ante todo, un ser humano en el que se puede confiar. Él cree que es débil, pero tiene la paciencia y el coraje que ayudan a saber cuando hay que apostar fuerte porque ya no queda nada que perder, solo perderse uno mismo.
Las organizaciones, demasiado a menudo, nos llevan a callejones sin salida. La falta de Proyecto nos conduce al desconcierto, la ausencia de una dirección clara a la irritabilidad, el bloqueo de la comunicación al aislamiento, el trabajo sin sentido a la melancolía…y entonces, justo antes de morir de tristeza, hay que tomar una decisión : o tratas de cambiar el entorno, o te fundes en él, te diluyes, te entregas, te desintegras.
Mi amigo, ha decidido tratar de cambiar su entorno, por responsabilidad profesional, por fidelidad corporativa, por compañerismo y porque quiere seguir reconociéndose cada mañana en el espejo.
Hoy cenábamos delante de un ordenador, matizando detalles de su “plan”. Me ha dado las gracias por mi ayuda al despedirnos, y yo torpemente, no he sabido explicarle que la agradecida era yo, por dejarme compartir con él sus miedos, sus inseguridades y su valentía. Y sobretodo, por demostrarme que siguen habiendo personas capaces de apostar fuerte por un ideal, por cambiar el mundo.
Mañana mi amigo, se juega el tipo.
…y yo con él.



