Compartim!

Imagen+3-3Los griegos ya comprendían la importancia de la socializacion del saber. Una afirmación que seguramente tiene poca base histórica, pero los banquetes de Platón, son las primeras Comunidades de práctica (o de teoría) que me venían a la cabeza esta mañana cuando Jordi Graells, iniciaba su presentación citando a Hipatia:

 

“Defiende tu derecho a pensar. Pensar equivocándose es mejor que no pensar”.

Hace un par de años, cuando ya estaba enfrascada en observar y trabajar sobre la gestión del conocimiento en comunidades, leí un libro que me impactó, no sólo por ofrecerme un pedazo imprescindible del puzle de la historia, sino porque hacía continuas y reveladoras referencias a cerca de lo que hoy llamamos sociedad red.

El libro es El mundo alemán de Einstein de Fritz Stern y explica la compleja relación científico-intelectual y personal entre personajes de relevancia histórica que convivieron en la Alemania de principios del siglo XX, como Einstein, Fritz Haber, Max Planck, Paul Ehrlich y otros colegas:

Las cartas también experesan un extraño y envidiable don para la amistad y la franqueza. Haber, Einstein, Laue y Willstätter confiaban los unos en los otros, se confesaban los descubrimientos y los desánimos, las percepciones y los temores….Hasta que Hitler hizo pedazos todo esto, la suya era una comunidad de científicos, orgullosos de sus logros y agradecidos por su vida académica”.

Como podemos imaginar su red social se basaba en misivas postales y en encuentros físicos en algún café berlinés.

Luego, con el paso del tiempo hemos ido adoptando posturas individualistas muy distintas a las descritas anteriormente. La doctrina de que la información es poder o la competitividad mal entendida, basada en que el progreso individual está en función de una posición de privilegio sobre el vecino, entre otras cosas, hace que hoy muchos sigan mirando con inquietud propuestas que promulgan la apertura, la colaboración, la compartición y la socializacion de ideas, conocimiento y experiencias.

Hay que desaprender muchas cosas y eso requiere esfuerzos titánicos, líderes convencidos y exploradores entusiastas.

Hoy en día, cuando queremos apelar a casos de éxito en la generación y desarrollo de comunidades de práctica, no hay duda de una de las referencias (sino La Referencia) es el programa Compartim del Departament de Justicia.

Esta mañana sus entusiastas líderes Jordi Graells y Jesús Martínez, nos explicaban las claves del éxito de una iniciativa que después de 3 años, mantiene vivas 15 comunidades, más de 250 integrantes activos y unos 1.300 participantes.

Quiero resaltar el pragmatismo de su enfoque. A veces podemos caer en magnificar la bondad de estos proyectos por el mero hecho humanizar las organizaciones y mejorar el clima social, cosas que aunque positivas, no revierten valor tangible a los objetivos estratégicos de la empresa común.
Si tuviera que aventurarme a dar una razón de su éxito, diría que más allá del discurso idealista pisan tierra, conocen los objetivos de la organización y se centran en resultados concretos.

Pero como decía Boris Mir en el tiempo de debate: Además de «exploradores», se necesitan «urbanistas», que se asienten en los territorios conquistados al conocimiento y creen estructuras que permitan su normalización, distribución y socialización.

Así que para todos aquellos que quieran seguir explorando o consolidar territorios, hay una convocatoria el próximo dia 4 de diciembre , pero Ojo!, no es gratis. Hay que “pagar” con ideas!. Una moneda de cambio más que adecuada por lo mucho que de ellos hemos aprendido, curioseado, referenciado y hasta envidiado 😉

El proceso participativo está en esta dirección
Nos vemos por allí.

Por qué es importante el Cómo

Me ha encantado este artículo encontrado en el suplemento Negocios de El País: Por qué es importante el Cómo

Empieza con algo que he usado a veces en cursos de Gestión de proyectos para resaltar la importancia del análisis contínuo del riesgo. Siempre genera risas, tanto por lo obvio como por su falta de aplicación.

Tengo un amigo que cada dos por tres me recuerda que si saltas desde el piso 80º, durante 79 pisos puedes llegar a creer que vuelas. Lo que te mata es la parada repentina del final

Más allá del análisis de la situación financiera (nada nuevo, aunque magistralmente explicado), me ha gustado el enfoque ético del artículo. Una reflexión que sirve, para las finanzas, para el ejercicio profesional y para la vida.

Os dejo algunos párrafos que me han sorprendido, pero el artículo entero no tiene desperdicio.

básicamente, que en un mundo hiperconectado y transparente como es el nuestro en la actualidad el cómo se hacen las cosas es importante, porque muchas otras personas pueden ver cómo hacemos las cosas, pueden sentirse afectadas por las cosas que hacemos y pueden decirles a otras por Internet, en cualquier momento, cómo las hacemos, sin gastos y sin limitaciones

«En un mundo conectado, los países, los Gobiernos, las empresas, tienen también personalidad, y su personalidad –cómo hacen lo que hacen, si cumplen las promesas, cómo toman las decisiones, cómo ocurren las cosas realmente en su interior, cómo conectan y colaboran, si generan confianza, cómo se relacionan con sus clientes, con el medio ambiente y con las comunidades en las que se mueven- es ahora su destino«,

«Nos hemos alejado de estos cómos»

«El lema de UBS [Unión de Bancos Suizos] es: ‘Usted y nosotros’. Pero el mundo que hemos creado era de hecho ‘usted y nadie’: nadie estaba realmente conectado en lo que se refiere a valor»

Necesitamos volver a colaborar al estilo antiguo. Es decir, personas que toman decisiones basándose en el buen juicio para los negocios, la experiencia, la prudencia, la claridad de las comunicaciones, y que piensan en el «cómo», no sólo en el «cuánto».

La RED de todos

brechaDesde la introducción de Juan Freire hasta la clausura, conducida por él mismo, había en el ambiente la sensación de ser un grupo endogámico, interconectado entre nosotros, autoreferenciado y autocomplaciente. Es una reflexión ya histórica entre nosotros.

Freire comentaba el primer día que tenemos dos ámbitos de desconexión:

Las élites y la mayoría de los ciudadanos.

A mi me preocupan más los segundos, porque como dijo al finalAntoni Gutierrez-Rubí, necesitamos mayorías sociales para generar cambios reales.

En su introducción al curso Freire nos recomendaba el libro “Los bárbaros» de Alessandro Baricco .
Hace unos meses en una entrevista de Lluís Amiguet para LAVanguardia, Baricco, nos decía cosas así:

 

Para relacionarte con el mundo profundizabas en él: hoy sólo navegas sobre él…
¿…?
Las palabras lo dicen todo: cercare (en italiano, buscar), viene del cercio latino: dar vueltas a un asunto hasta profundizar en él y encontrar la salida, la respuesta, la solución.
¿Y hoy ya no cercamos?

Ya no. Han ganado los bárbaros y ya no se cerca ni en la vida ni en la ciencia, sino que se surfea en la experiencia de la realidad. Creía que sólo se surfeaba en la red.
Ha cambiado el modo de saber: hoy la sabiduría es desplazarse sobre la superficie de los asuntos sin fatiga, pero con habilidad, navegando como en internet. Te mueves por la superficie del saber y la vida, cambiando de un tema a otro, pero sin ninguna necesidad ni ganas de profundizar.
Googleando
.
Para los pensadores de mi generación, el surfing sería mera imbecilidad, pero hoy es
la forma suprema de sabiduría: han triunfado los bárbaros. Profundizar en algo es pesado y aburrido, engorrosa manía de viejo

También hubo una referencia a Benjamín Bratton para hacer una reflexión que si entendí bien, se pregunta si la red vive dentro del sistema o podemos escapar de la plataforma actual, generar nuevos mundos extramuros y que los antiguos paradigmas vayan conectándose progresivamente a los nuevos modelos.

Durante las jornadas, tanto en la mesa como en el aforo, se hacía continuamente referencia al hecho de si somos una pandilla de «frikies» o una representación estadísticamente rigurosa de la sociedad en que vivimos. Y que cualquier actitud, tecnología, o proyecto con tintes de exclusión (en cualquiera de sus múltiples formas), está condenado al fracaso o a perpetuar el sistema actual. Nuevas herramientas para las mismas injusticias.

Manu hace una buena reflexión en uno de sus post crónica del evento, reflexión que transcribo, aunque con ello desprecie el consejo que nos da:

 

…mi impresión sobre el funcionamiento de la blogosfera en cuestiones de posicionamiento ideológico y partidista. Tengo la sensación de que hay un claro riesgo de endogamia y condescendencia, que entramos a dialogar, a conversar con los iguales, con los que compartimos ideas, y tendemos a alejarnos de quienes piensan diferentes. Creo que es un elemento generalizado en cualquier temática que se mueve en la web. Pensemos qué fuentes agregamos: prácticamente siempre son blogs que nos gustan, que nos son afines. Sería bueno, quizá, que por cada diez blogs con el que compartimos ideas y añadimos a nuestro lector RSS añadiéramos al menos uno con el que no estamos de acuerdo o, simplemente, mira las cosas desde otro punto de vista, desde otra disciplina técnica o científica”

Carol DArr nos hablaba de los influyentes en esta sociedad. Y para mi, hacía una excesiva relación entre influyentes y conectados: “Los influyentes están en la red”. Seguramente no era su intención pero con el objetivo de explicarnos que gracias a Internet los ciudadanos tenemos en nuestro poder la capacidad de generar cambios en la actividad pública, política; a veces daba la sensación de que si no estabas conectado no eras nadie.
Y discrepo. Los 100 millones de personas que están en facebook (por poner un ejemplo estúpido -el ejemplo-) no tienen todos ni las ganas ni la capacidad para el activismo social o político (aunque como decía Rasiej “hay una diferencia entre democracia y acción cívica”). Y todos conocemos a «personas fuerza» que no necesariamente están conectadas o mejor dicho, que no usan internet para estar conectadas.

Esto me lleva a Tom Steinberg, que nos presentó varias plataformas de activismo social:

Nos decía que en España hay poco ciberactivismo y me hace pensar que no es tanto (o sólo) por una brecha tecnológica, sino por razones de carácter cutural (otro tipo de brecha?)
Es necesaria una desarrollada cultura cívica para estar concienciado del beneficio social de nuestras actitudes, comportamientos y participación en lo público. No digo que en este país seamos incívicos, pero como explicaba Alorzaen su ponencia en el UrbanLAbs, los países mediterráneos (a diferencia de los nórdicos o sajones) tenemos en la familia y en el ámbito más íntimo, nuestro compromiso cívico : “Por un familiar lo que sea” pero por algo tan abstracto como la sociedad, quien se moja?

Imaz nos hacía una advertencia histórica sobre las brechas y las exclusiones, sobre el exceso de valor de algo tan incuestionable como la libertad. Libertad para quien?, para cuantos?
La vida es un equilibrio entre la libertad y la seguridad”, decía. “..y la vida puede ser muy cruel para el más débil. Una sociedad además de libertad, necesita seguridad y solidaridad”. “La red no cambiará los mecanismos emocionales básicos y en épocas de excesivo liberalismo, la necesidad de seguridad ha sido el caldo de cultivo de muchas dictaduras”.

Zucherman, se llevó la ovación más emotiva del curso. Creo que porque nos dio, el último día, un baño de realidad y pragmatismo. Nos explicó varios proyectos de innovación en África (sí África) a partir del uso de tecnología puntera con otra que a nosotros nos parecería indigna de ese nombre (bicicletas, pizarras…), para a partir de las limitaciones (algunas inimaginables desde nuestros sillones) aprovechar las tendencias culturales para crear innovación social.

La tecnología da igual!” dijo decenas de veces. Lo que importa es la conversación, la relación entre personas. No hace falta que colonicemos y digitalicemos a las masas, para qué?, para quien? no esclavicemos a nadie, ni excluyamos, ni impongamos formas y técnicas que ellos quizás no necesitan. «Mis padres no necesitan usar Twiter. Mis abuelos prefieren enseñarme las fotos en papel, no necesitan Flickr. No lo necesitan»

Su mensaje nos venía a decir que bajemos de las nubes, que no abramos brechas innecesarias, que integremos, que hay mundo fuera de facebook (esto es un abuso del discurso), que no creemos nuevas élites, que combinemos tecnologías avanzadas con aquellas que aún tienen un uso y un público que las justifica, y que innovemos desde la humildad, el respeto, y de nuevo, la diversidad.