Trabajar en tiempos de cólera

saltosSupongo que este domingo nos vamos a quedar sin el mítico semanal de anotaciones de Miquel, me lo imagino serpentiere serpentiere por las calles de Venecia librando una batalla interior entre el homo conneticus y el entrañable soñador que lleva dentro.

Nota: Cuando termino de escribir este post, me salta en el reader el semanal de hoy. Eres la ostia compañero ;-)!!

Sin pretender sustituir su imprescindible tejedora semanal, quiero enlazar aquí, para él y para todos, tres entradas que si ya por separado son imprescindibles, juntas aportan una visión reveladora al momento económico-laboral que estamos viviendo.

Pablo Aretxabala lanza una pregunta con respuesta fácil: ¿Son inevitables los despidos en época de crisis? Definitivamente no.

«Personas, Innovación, son los mantras de que se repiten día tras día en la mayoría de las organizaciones: “Las personas son el principal activo de nuestra empresa”, “La innovación es una labor de toda la organización”, son frases que se oyen a cada paso y que están impresas con letras doradas en todos los Planes, Misiones, Visiones, Valores, etc, etc.»

Sonidos tan recientes, que aún se oyen los ecos de esos “mantras” mientras comprobamos con estupor, como la tasa de paro aumenta y las empresas se desprenden, desesperadamente, de sus “principales activos”.

Las empresas son malas malas?, sus directivos unos incompetentes?, los accionistas unos desalmados?. Yo creo que no (no siempre, no todos, o no todos siempre), pero a veces, quizás no se valoran alternativas viables porque no se le han ocurrido a nadie (llamadme ingenua) o quizás, eso de “el valor de las personas”, “la economía del conocimiento”, “la capitalización de la pasión”…es algo que se ha usado como cosmética corporativa sin entender el potencial real que entraña (llamadme ingenua otra vez).

Generalizar es errar seguro, pero estoy segura que muchas empresas que hoy se están planteando reducir sus plantillas como única vía de sostenibilidad y productividad, podrían echar mano de los consejos de Pablo para convertir un momento de crisis en una palanca de transformación real para hacer frente a un futuro en el que seguramente, volverán a necesitar esos “activos” que hoy creen que les sobran.
Formación, Polivacencia, Innovación, Salir a la calle, Reorganizar internamente, Mejorar los medios productivos, Mejorar el servicio al cliente..son algunas de las recetas sobre las que Pablo nos invita a reflexionar.

Julen, con un título más radical de lo que expresa su racional propuesta, defiende “salir del sistema imprerante” y aunque sea como ejercicio mental, lanzarnos a “destruir empresas” (cómo si a algunas les hiciera falta ayuda para autodestruirse – sugiere Alycie en uno de los comentarios).

El modelo imperante : Pórtate bien que te daremos seguridad” ha funcionado, pero puede seguir haciéndolo? A qué precio? Tiene sentido ahora que las tecnologías y la sociedad red nos permite organizarnos, cocrear, cooperar, colaborar, coproducir…?
No era eso lo que nos ofrecían las empresas que ahora nos despiden?: La fuerza del grupo, la marca, la sinergia, la alineación con el objetivo, el coste de transacción, el espacio de relación, la optimización de la producción, el músculo de la corporación. De verdad no hay alternativa?

Julen nos está proponiendo (interpretación personal subjetiva) que nos hagamos mayores, que cojamos las riendas, que nos hagamos responsables de nosotros mismos, y que dejemos de pagar un precio obsoleto por una seguridad en decadencia.
Su “destruir empresas” no es literal claro!, propone “Emprender o Intraemprender”, pero en cualquier caso, hacerlo desde el compromiso, el valor (de coraje y de competencia), el entusiasmo, el sentido común y la libertad.

Y las empresas, las que hayan entendido de qué va todo esto, no tienen, ni deben, quedarse al margen. Tienen, tenemos todos, una oportunidad de oro para refundar los valores (ahora que está tan de moda), para reescribir los contratos de nuestras relaciones, y para buscar nuevas fórmulas de generación de valor. Ya no sirve la cosmética, esto necesita cirujía. Tenemos teoria y literatura para aburrirnos, es el momento de aplicar todos esos «mantras» que hemos escrito en tanto powerpoints. Es el momento de las personas.

Y Senior Manager y Yoriento (y otros) lo saben y están ya en plena faena con Bloguí@ de E-mpleo , una iniciativa colaborativa que pretende capitalizar el poder de la red para elaborar un manual para la búsqueda eficaz de empleo.. “¡Escribamos un guía para la búsqueda de empleo con contenidos de calidad y pensando en las personas…!” fue su aviso a navegantes. La respuesta abrumadora, promete calidad y un enfoque de eso que nos gusta tanto por aquí : Personas al servicio de Personas.
Tenéis todo el material e instrucciones de participación en su blog.

En fin, tejido está.
Feliz semana.

Educación y Tecnología

Hace unos días, Marc publicaba el resumen (impecable) de la ponencia de Irene Mia en el curso Sociedad RED.

Comprobando mis notas, las ideas mas reiterativas del discurso de Irene al hablar de países que habían progresado económica y socialmente de manera espectacular, eran:

Educación y Tecnología

Me llamó la atención el caso de Estonia que ha transformado en pocos años su economía gracias a la visión y liderazgo político para impulsar el acceso universal a las TI.

“Poner una e- delante de Estonia, nos ha colocado en al mapa”.

Como ejemplos:

  • En Estonia todas las escuelas están conectadas a Internet (y no estoy segura de si comprendí bien, pero creo que también conectadas entre ellas)
  • El gasto público es transparente en Tiempo real
  • Y existen planes integrales de aplicación de la tecnología en la acción de gobierno:

eServices
eDemocracy
eEducation
eSecurity

La comparación(odiosa) entre Estonia y España, la podeís ver en el post de Marc.

No se si la crisis global nos va a poner a todos los países de nuevo en la casilla de salida, pero lo que sí es cierto, es que algunos, en condiciones precarias y adversas, han sabido darle la vuelta a la situación y transformar su economía, mientras otros hemos pecado de cierta autocomplacencia.

Os dejo una interesante interpretación del cuento de la Liebre y la Tortuga que he encontrado por ahí.

Resilencia

«A veces se gana y a veces se aprende«, leía el otro día en el blog de Sampietro. Y es que la vida es un juego dónde la única carta segura eres tú mismo, confiamos en la suerte, confiamos en los otros, pero en realidad, lo que nos salvará será la confianza en nosotros mismos, la capacidad de respetarnos, y la habilidad de recuperarnos y salir fortalecidos de cualquier caída.

La Resilencia. Esta palabra, relativamente nueva en mi vocabulario, la uso ahora a menudo y me recreo en cómo suena y en la estética de su forma y significado. No es pedantería intelectual, es que es nueva y me la pongo como quien abusa de unos zapatos nuevos. De hecho no sé cómo he podido sobrevivir tantos años sin una palabra que sintetiza tan bien lo que tanto trabajo cuesta vivir y contar.

Soy de las que reivindica el dolor, la tristeza, la melancolía…y todos esos sentimientos tan impopulares, no como forma de vida, no para instalarnos y justificarnos, no como excusa para no asumir nuestras responsabilidades, si no como una fuente de conocimiento personal, que quizás, no hay otra forma de adquirir. El dolor nos hace humanos, nos hace humildes, nos ayuda a comprender al otro, nos hace sabios. Hay que disfrutar de la alegría y del éxito, pero también hay que saber abrazar el dolor cuando llega, entender que forma parte de la vida, escuchar qué nos dice de nosotros, de los otros, qué enseñanza encierra.

A veces un fracaso, una derrota, una crisis, una pérdida, llevan escondido tras su abrupto envoltorio un regalo de la vida. Mi abuela dice que uno no se puede fiar nunca ni de la euforia ni de la desesperación, que son emociones del diablo que nos confunden sobre el verdadero valor de las cosas.

Y hoy, en el blog de Luis, me encuentro con esto:

Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal que debe adoptar frente el destino – para decidir su propio camino.

qué más se puede añadir.