Talent on Air

thinkHace días, hablando con un colega sobre su salida de una empresa y su futura relación profesional con la misma, cristalizó una imagen que ya hace tiempo que se intuye y que se repite una y otra vez en muchas situaciones que vivo últimamente.

“Las empresas, para crecer, tendrán que hacerse más pequeñas”.

Nada nuevo, pero lo que parece que está cambiando es la decisión de lo que queda dentro y de lo que queda fuera, en esa dieta para perder el volumen inadecuado a los tiempos que corren.

La lógica parece decir que te quedes con el “core de negocio” y externalices lo superfluo, lo accesorio, los procesos “commodity”. Las políticas de outsourcing, offshoring ..etc de los últimos años respondían a esta lógica. Te quedas con el talento, externalizas “mano de obra”.

Creo que ahora ocurre al revés:El talento resiste cada vez menos el corsé de las empresas. Los buenos se van. Han descubierto que solos, organizándose con otros de forma temporal, ya no necesitan a la empresa para ganarse la vida, ni siquiera para conseguir posicionamiento e incluso relevancia en un determinado mercado.
Es más, conozco cada vez más casos de gente que “florece” precisamente cuando sale del paraguas empresarial. De clientes que se acercan a ellos ahora que saben que la relación va a ser más directa con el profesional al que valoran y quieren contratar, seguros de que colaborarán con la persona y de que pagarán exactamente por quien es, por lo que hace y por cómo lo hace. Profesionales con identidad propia, más allá de marcas comerciales basadas en valores abstractos.

El talento se escapa de las organizaciones precisamente cuando estas más necesitan reformular su oferta y acelerar los procesos de innovación.
Pero en realidad no se van. No es como antes. No se van a otra empresa para favorecer a la competencia (aaahh o conmigo o contra mi!).

Sencillamente, se van y se quedan como agentes libres, «flotando en el aire», con una capacidad de conectividad (también con la empresa que dejaron!) impensable desde dentro de los muros corporativos; con una capacidad de generar conocimiento y valor difícilmente financiable por las estructuras de costes cortoplacistas tan habituales en nuestro ecosistema empresarial. Están ahí, asumiendo riesgos (tan necesarios para la innovación) que no se toleran en las organizaciones tradicionales.
Están ahí, en definitiva para devolver (si el sistema es hábil y reacciona), mucho más valor del que les exprimía por una nómina.

Son los nuevos departamentos (externalizados) de I+D.

Se invierte la pirámide de la gestión del talento: Se externalizará aquello valioso, y desde la empresa se gestionarán Redes externas de innovación que «enchufen» propuestas a las estructuras rígidas que las penalizaban. Y se mantendrá en nómina aquellos profesionales cuyo ciclo de renovación del conocimiento sea más lento, más estable, más estándar.

Habrá que trabajar sobre las nuevas reglas del juego, porque las relaciones de interdependencia están cambiando.

El caso es que deberías indentificar talento dentro de tu empresa, y cuando lo encuentres…»despídelo».

Smart Companies

La semana pasada, participé en una jornada sobre Smart Cities organizada por el Club de Marketing Barcelona y dirigida por Pilar Conesa, Directora de Anteverti y una eminencia, por su trayectoria profesional y su compromiso personal, en estrategias del desarrollo urbano eficiente y sostenible.

Pilar abrió la mesa con un recorrido conceptual sobre las distintitas dimensiones de una Smart City (“Citizen Engagement”, Calidad de vida, Sostenibilidad económica, Sostenibilidad medioambiental, Empresas “inteligentes”),y cerró la jornada proponiendo a la sala, algunas líneas de desarrollo de negocio vinculado a esta tendencia.

Durante la mañana compartí presentaciones con Irene Compte, Directora adjunta de Urbiótica y Joan Batlle, Cap de cooperació internacional en innovació i eAdministració de l’Ajuntament de Barcelona, que desde distintas perspectivas desgranaban los conceptos propuestos al inicio por Pilar Conesa.

Yo hablé de empresas (o de organizaciones, mejor) y de su relación con el entorno (ciudades en este caso). Si los modelos de relación productiva han cambiado, parece lógico pensar que nuestras cuidades deberían redefinir infraestructuras y servicios para los nuevos “Knowledge workers”. Y en sentido opuesto, si hablamos de Smart Cities parece también lógico pensar que necesitamos Smart Companies: Organizaciones que operan en una nueva economía global, digital e informacional, en una Sociedad Red.

Las ciudades, su configuración y estructura están fuertemente relacionadas con la forma de organizarnos en torno a la producción, especialmente a la producción masiva desde la expansión de la revolución industrial.

La concentración en ciudades, permitía una densidad de mano de obra, imprescindible para la producción en masa. El sistema fabril, se basaba en la división del trabajo y la especialización por funciones, dónde las personas era un recurso más de producción, energía productiva para la creación de riqueza.

Poco a poco fuimos pasando de una sociedad agraria y rural a una sociedad industrial y urbana. Diversos factores contribuyeron al éxodo a las ciudades, pero de forma incuestionable, una determinante demanda de mano de obra de la industria.

En pleno 2011, nos vemos repensando nuestros modelos urbanos , como en pleno s.XXI nos vemos también, rediseñando nuestros modelos de producción.

Hemos cambiado de era para entrar de pleno en una economía basada en el conocimiento, que opera a escala global, y que dispone de tecnología que permite que la principal materia prima de producción (la infomación) fluya de forma instantánea a coste despreciable.

Todo esto significa que el condicionante físico, requerimiento para la densidad de mano de obra, tiende a desaparecer. O dicho de otra manera, que las asociaciones que permiten la colaboración productiva ocurren (también) en otra dimensión: la digital, libre de las restricciones espacio-tiempo. El nuevo modelo de organización productiva tiene forma de RED.

Todo esto significa que hoy y cada vez más,los trabajadores son propietarios de sus herramientas de producción (conocimiento) y que serán ellas (las personas) las que deciden como usarlas y con quien.

Esto significa que las Empresas del s.XXI han de entender que la posición de privilegio que les otorgaba ser las únicas estructuras capaces de producir de forma eficiente, ha desaparecido.

Esto significa que en la sociedad del conocimiento, las empresas deben basar su actividad económica en gestionar muy bien la información de que disponen, dejar que las personas la conviertan en conocimiento, y asegurarse de no obstaculizar ningún flujo que fomente el aprendizaje continuo y la innovación.

Y sobretodo entender una ecuación paradójica y es que para ser más grandes, deberán ser más pequeñas: En una economía donde la velocidad de cambio es vertiginosa, la obsolescencia de productos y servicios tiránica, las crisis espasmódicas y la diversidad (de perfiles y competencias para la producción) inmanejable, supongo que nos queda ganar en flexibilidad, hacer las estructuras porosas y diseñar mecanismos de relación con redes externas.

No tengo ni idea de lo que es una Smart Company, pero si pienso en las empresas como entes vivos superando los retos de la selección natural, imagino entornos dónde ocurran cosas que he intentado reflejar en este esquema conceptual.

Imagen+178

Por resumir en una estética lista de 10 puntos, para mí, una Smart Company…

  1. Desarrolla su actividad económica en torno al conocimiento
  2. Hace un uso intensivo de las tecnologías
  3. Opera a escala global
  4. Gesiona modelos de organización en RED al servicio de proyectos
  5. Promueve liderazgos basado en la gestión del talento
  6. Integra a las nuevas generaciones
  7. Sensible a su entorno: Identifica Redes externas de colaboración
  8. Establece conversaciones con sus mercados
  9. VA más allá de la RSC: Eficiente y sostenibl
  10. Allí donde las personas hacen lo que quieren y contribuyen con ello al proyecto empresarial

os dejo aquí la presentación. Supongo que en breve publicarán la de mis compañeros en la web del evento.

Comunidades para la Economía abierta

Mi contribución a la jornada de Economía abierta que organizaban Consultoria Artesana en REd, alojada Eutokia y conducida por los maestros Julen y David, trataba de Comunidades de Práctica, o de forma más genérica de redes de conocimiento y trabajo colaborativo.

Todas estas definiciones responden con distintos matices, a modelos de organización basados la motivación personal para colaborar con otros con quien tienes un objetivo común.

En el modelo de Economía abierta desarrollado en el estudio sobre Economía Abierta de la EOI, se hacen continuas referencias a la persona como eje central sobre el que gira toda actividad económica basada en el conocimiento. Esta dimensión humana, junto la adquisición de la tecnología adecuada, y a la constatación de que la colaboración es un “buen negocio” si se enfoca bien y se generan las condiciones óptimas para ello, hace que los modelos de Comunidades de Práctica, en cualquiera de sus variables metodológicas, sea (así lo entendí al ponerme a preparar la presentación) un elemento bien encajado en el mapa conceptual de la Economía Abierta.

Más allá del relato, me gustaría recuperar algunas ideas clave subyacentes en la presentación:

1. Comunidades: grupos de personas que colaboraban en desarrollar, intercambiar, proteger o difundir conocimiento han existido desde el origen de los tiempos. Maticemos pues el factor tecnología que más que hacerlo posible, lo facilita, potencia y multiplica. Lo hace masivo y dimensiona los resultados de una forma impensable hace tan sólo unos pocos años.

2. Las capacidades de co-crear, colaborar productivamente, de generar acción colectiva están implícitas en todo grupo, pero es necesario crear las condiciones para que ello ocurra. Diseñar los mecanismos de relación y participación, de agregación de nuevos miembros, de gobierno, de gestión de la información, de medición de resultados…favorece el trabajo de los grupos, a veces, excesivamente confiados a la entropía.

3. Cuando hablamos de Comunidades virtuales, la plataforma tecnológica, el espacio virtual donde se da buena parte de la relación entre los miembros, ha de responder al tipo de Comunidad y a los objetivos que persigue. No es lo mismo si perseguimos comunicarnos y socializar que crear algo de forma conjunta, que difundir un contenido…las funcionalidades de la plataforma han de adaptarse a las necesidades de los usuarios (una obviedad, pero conviene decir que no todo sirve para todo).

4. En clave ya organizativa (empresarial), las Comunidades pueden favorecer la creación de espacios que pongan a la persona en el centro de la actividad. Estas redes pueden diseñarse en clave interna para favorecer la gestión del conocimiento, pueden facilitar también la relación de las organizaciones con su entorno (otras estructuras con las que intercambiar conocimiento o abordar proyectos de forma conjunta) y por último permiten dotar de cierta estructura a redes totalmente libres, distribuidas, formadas por nodos-persona que se asociantemporalmente en torno a un objetivo común.

Os recomiendo echar un vistazo al resto de ponencias Aitor Otxoa, Amalio A. Rey, Ricardo Antón, María ptqk, Genís Roca, Iván Marcos Peláez y Yuri Noda y a todo el material que los organizadores están volcando en la web del evento.

Cops para Economía Abierta